El escritor aseguró que el "castellano americano" es la designación de la lengua que "nos identifica y nos hermana políticamente".
por Julieta Grosso
El escritor Mempo Giardinelli abrió la sesión plenaria titulada “Los retos del español en la educación del siglo XXI” en el 8° Congreso Internacional de la Lengua con un encendido cuestionamiento al lema convocante bajo el argumento de que los desafíos no los plantea la lengua sino “el neoliberalismo global que hoy predomina en el mundo”.
Y acto seguido sostuvo que “las políticas educativas que nos formaron como naciones independientes y castellano-hablantes están siendo cambiadas por un nuevo sistema imperial económico-financiero y ahora también educativo y lingüístico”.
“Este Congreso también es político, porque es continuidad de una decisión política tomada por las autoridades del Estado español: la de consagrar a la lengua que ahora llaman ‘español’ como hegemónica síntesis de todas las lenguas de todos los pueblos que hablan lo que nosotros llamamos castellano”, disparó el narrador y ensayista.
“Esa instauración, dicho sea con todo respeto, me parece un error por varias razones y una de las principales es que no responde al devenir histórico de este continente en sus relaciones por más de cuatro siglos conflictiva con el Reino de España -prosiguió-. Y no representa a la gran mayoría de los pueblos americanos que hablan esta lengua, y que se parece mucho a una imposición autoritaria, de hecho inadmisible porque atiende a las realidades de nuestra América”, prosiguió.
El autor de “Santo oficio de la memoria” y “El décimo infierno” indicó que, por el contrario, la consigna convocante niega -igual que hace cinco siglos- la vigencia y vitalidad de las lenguas originarias que se hablan a la par del castellano en lo que hoy son más de treinta naciones americanas, como tampoco entiende ni parece aceptar el extraordinario aporte de los idiomas de la inmigración.
Para matizar el tono de sus formulaciones, enseguida aclaró: “No estoy negando méritos a la muy respetable Academia de la Lengua, pero sí estoy diciendo que más allá de su trabajo de policía lingüística, no estoy seguro de que todos sus miembros sean conscientes del uso político, económico, empresarial y globalizador que los sucesivos gobiernos de España han venido dando al idioma que llaman español y yo castellano americano”, aclaró.
El narrador y ensayista había arrancado su exposición en el Teatro Libertador General San Martín fijando posición sobre la nominación de la lengua, a la que aludió como “castellano”, “porque en realidad el ‘idioma español’ nunca existió, no existe, y si su uso se generalizó fue por la sumisión al barbarismo de traducir el vocablo inglés ‘spanish’”.
“El español es un concepto que empezó a instalarse a partir de traducciones, intereses económicos y de expansión geopolítica, y su imposición universal puede pensarse que se inició hace menos de 30 años, cuando los fastos celebratorios del Quinto Centenario del desembarco de Cristóbal Colón en América. Esa instalación no fue ingenua, ni casual, ni inocente”, conjeturó el escritor.
La siguiente escala polemista de Giardinelli fue una interperlación sobre la consigna convocante, particularmente el tramo que alude a “los retos del español”, que calificó como una formulación “que confunde y maniata”.
“En primer lugar porque los retos, si los hay, no los plantea el español sino el neoliberalismo global que hoy predomina en el mundo, y que en materia educativa es especialmente peligroso porque la educación es un derecho humano. Y es un derecho colectivo en el marco de procesos institucionales de enseñanza y aprendizaje a cargo de maestros y maestras que por más de un siglo han enseñado a leer y escribir en castellano”, sostuvo.
El escritor alertó también sobre los riesgos del “proyecto educativo que llamamos neoliberal y que impulsan diversos gobiernos latinoamericanos”, al que asoció “con el mandato global de conquistar un mercado fabuloso” porque “la educación es uno de los más apetecibles negocios que ofrece el planeta”.
“Las políticas educativas que nos formaron como naciones independientes están siendo cambiadas peligrosamente desde que el fuerte desarrollo europeo asistió a la España posfranquista, muchos de cuyos estamentos parecen haberse autoatribuido la misión de recuperar a sus viejas colonias ya no por el sometimiento armado sino por medio de un nuevo sistema imperial económico-financiero y cultural, y ahora también educativo y lingüístico”, enfatizó.
Finalmente Giardinelli aseguró que el “castellano americano” es la designación de la lengua que “nos identifica y nos hermana políticamente”, porque recoge “tradiciones propias y enlaza parentescos nacidos de esta tierra prodigiosa a la que vinieron millones de extranjeros –de decenas de nacionalidades, culturas e idiomas– para asimilarse y enriquecer el carácter del idioma latinoamericano”.
Télam.